Mis brazos insisten en abrazar al mundo, porque aún no les enseñaron que ya es demasiado tarde.
-Alejandra Pizarnik-
jueves, 8 de septiembre de 2011
Se esconde la niña con frío en las manos. Se esconde del deseo, de sentirse más viva. Porque en la soledad no hay asuntos pendientes, ni prisas, ni jaulas. Pero tampoco hay gatos, ni lunas de papel, ni peces rojos.
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